Su Madre es su primer Dios

¡Encarnaciones del Amor!

Todo individuo tiene cuatro maestros en este mundo. Los Vedas proclaman que la madre, el padre, el maestro y el huésped deben ser considerados como Dios. Entre los cuatro, la madre es el primer preceptor y el principal. Hay varios significados internos en las enseñanzas de la madre. Un verdadero discípulo es aquel que sigue meticulosamente las instrucciones de su madre. La madre puede parecer ser un individuo ordinario como cualquier otro, pero si estudian en profundidad sus enseñanzas, se darán cuenta de que ella es una gran maestra. Sin embargo, aquellos que no están en el camino espiritual, pueden tomar esto a la ligera.

En una remota aldea cerca de Kolkata vivían una madre y su pequeño hijo. Tan pronto como el niño nació, el padre murió. La madre de alguna manera crió al niño con el escaso ingreso que ella obtenía haciendo diversos trabajos. Ni siquiera había una lámpara en la casa para que el muchacho pudiera estudiar de noche. Él solía sentarse debajo de las lámparas de la calle a estudiar. Así, él continuó sus estudios con gran dificultad y obtuvo un alto grado de calificación. Ese muchacho floreció en el legendario Eswarchandra Vidyasagar.

Una vez se realizó una feria en Kolkata. La madre de Eswarchandra también salió a visitar la feria, llevando un sari desgastado. Él vio su lastimosa condición. Mientras los demás iban todos a la feria llevando costosas ropas, Vidyasagar no pudo soportar la vista de su madre yendo a la feria con un sari todo desgastado. Él preguntó, “¡Madre! ¿Por qué vas a la feria llevando un sari tan desgastado?” La madre respondió, “¡Amado hijo! Estoy feliz con lo que tengo. Por favor no te preocupes. Tú continúa con tus estudios y hazte de un porvenir en la vida”.

Pocos años después de este incidente, Vidyasagar completó sus estudios y pudo obtener un buen trabajo con un salario decente. Compró algunos buenos saris para su madre con su primer salario, pero entonces, su madre le dijo, “Yo no seré realmente feliz con estos costosos saris. Si ayudas a esta pobre gente en nuestra aldea y alivias su sufrimiento por lo menos en alguna medida, esto es suficiente para mí”. Ella además expresó que ella tenía tres deseos. Inmediatamente Vidyasagar cayó a sus pies y le rogó: “¡Madre! Es mi deber cumplir con tus deseos. Es responsabilidad de un hijo cumplir con los deseos de su madre y hacerla feliz. Por favor déjame saber cuáles son estos”.

La madre respondió, “¡Mi amado hijo! Hay varias personas pobres, sin educación y enfermas en nuestro pueblo. ¿Quién va a aliviarles su sufrimiento? Estaré realmente feliz solamente cuando tú puedas remover sus dificultades. Los niños de este pueblo tienen que caminar largas distancias para ir al pueblo cercano a estudiar. Me conmueve realmente su lastimosa condición. ¿En verdad deben sufrir tantas dificultades para obtener una educación? Yo quiero que construyas una pequeña escuela en esta aldea misma para que estos niños puedan estudiar cómodamente aquí”.

Vidyasagar construyó una escuela pequeña en su aldea, según los deseos de su madre y ella estuvo feliz.

Otro día, Vidyasagar encontró a su madre sentada, pensativa, e inquirió cuál era la razón. Ella le dijo, “¡Mi amado hijo! La gente de nuestra aldea está sufriendo mucho por falta de agua potable. Tienen que traerla desde largas distancias, caminando todo el tiempo. El pozo de nuestro pueblo se secó completamente. ¿Cómo pueden mujeres ancianas como yo buscar agua desde tan larga distancia? Si puedes hacer arreglos para cavar un pozo en nuestro pueblo, será una gran tranquilidad para ellos. Éste es mi segundo deseo”.

Vidyasagar le aseguró “¡Madre! Ciertamente cumpliré con tu deseo. Trataré de resolver el problema del agua potable en nuestro pueblo”. Inicialmente, él hizo perforar dos o tres pozos en el pueblo, pero no resultaron de mucho uso. Los pozos podían suministrar agua solamente durante la estación lluviosa. Durante el verano, solían secarse, dejando apenas unas gotas de agua. Por lo tanto, su madre le aconsejó que encontrara una solución permanente al problema.

Entonces, Vidyasagar hizo arreglos para perforar un pozo grande y resolvió el problema de la escasez de agua permanentemente. Así, su madre fue feliz.

Después de algún tiempo, Vidyasagar fue promovido en su trabajo. Su salario también aumentó. Entonces se acercó a su madre e inquirió, “¡Madre! ¿Cuál es tu tercer deseo?” Ella respondió, “¡Mi amado hijo! Has construido una escuela. Has provisto de agua potable a los aldeanos. Pero, cuando enferman sus hijos, las madres de nuestro pueblo están obligadas a llevarlos al pueblo vecino para su tratamiento. No puedo soportar su apuro. Por lo tanto, me haría feliz si pudieras construir un pequeño hospital en nuestra aldea”.

De acuerdo con el deseo de su madre, Vidyasagar hizo construir un hospital en su aldea. Y así, con el debido tiempo, él cumplió todos los deseos de su madre.

Gradualmente, él llegó a una alta posición en su carrera debido a su buen comportamiento. Su salario también aumentó de acuerdo a la alta posición. A pesar de esto, él continuó siendo humilde y obediente y así se ganó un buen nombre.

Un día, su madre lo llamó y le aconsejó, “¡Mi amado hijo! Estoy feliz de que hayas obtenido tan alta posición en la vida. Pero no te vuelvas arrogante”. Sin embargo, esto no fue el caso con Vidyasagar. Él cultivó la cualidad de la humildad junto con su educación.

Se ganó un buen nombre como un gran orador. La gente educada solía reunirse en grandes números a su alrededor para escuchar sus discursos. Una vez, se arregló una reunión en una ciudad vecina y Vidyasagar iba a dirigirse a la audiencia. Vidyasagar salió hacia esa ciudad. Un oficial del ICS iba viajando en el mismo compartimiento que Vidyasagar, e iba a esa ciudad para escuchar su discurso. Sin embargo, sólo había oído el nombre de Vidyasagar, y no lo había visto antes.

Tan pronto como se bajó el oficial del tren, empezó a llamar a un cargador. Viendo esto, Vidyasagar se acercó e inquirió cuál era el equipaje que tenía el oficial. Éste respondió que tenía solamente una pequeña maleta. Entonces Vidyasagar le preguntó, “¿Es necesario que contrate a un cargador para esta pequeña maleta? Yo se la llevaré. Pero, ¿adónde va usted?” El oficial respondió, “Yo tengo entendido que un gran erudito y orador de nombre Eswarachandra Vidyasagar va a dar un discurso. Voy a escuchar su charla”.

Vidyasagar entonces tomó la maleta en sus manos y empezó a caminar junto con el oficial. Ambos llegaron al lugar de la conferencia. Ahí, Vidyasagar le entregó la maleta al oficial. El oficial entonces sacó su monedero y le preguntó cuánto dinero tenía que pagarle a Vidyasagar por haberle cargado la maleta. Educadamente, él rehusó su oferta diciendo, “¡Señor! Me ha dado usted la oportunidad de servirle. No necesito nada más”. Y se fue en silencio del lugar.

Considerando a Vidyasagar como un loco, el oficial prosiguió al lugar de la conferencia y se sentó en la audiencia. Los organizadores de la función estaban esperando a Eswarchandra Vidyasagar para ponerle una guirnalda a su llegada. En pocos minutos, Vidyasagar llegó allí, vestido con ropas muy sencillas. Los organizadores de la función le brindaron una cálida bienvenida y le colocaron guirnaldas con profusión.

El oficial que estaba observando esta ceremonia de bienvenida se dio cuenta, para su total asombro, de que la persona que había cargado su maleta desde la estación del ferrocarril no era otro que Eswarachandra Vidyasagar mismo. Se sintió avergonzado. Reverentemente ofreció sus saludos a este grande pero humilde individuo, desde el fondo de su corazón.

Entonces Vidyasagar comenzó su discurso. Explicó que la humildad es la principal cualidad de una persona educada. Él dijo que el orgullo y la arrogancia son el resultado de la excesiva riqueza y que, en consecuencia, una persona tal pierde la cualidad fundamental de la naturaleza humana.

Después de concluido el programa, el oficial del ICS se acercó a Vidyasagar y le ofreció sus sinceras disculpas por su error. Le rogó a Vidyasagar, diciendo “¡Señor! Su discurso fue una gran revelación para mí. Yo me comporté arrogantemente debido al orgullo de considerarme una persona altamente educada. Por favor discúlpeme”.

Con el curso del tiempo, la reputación de Vidyasagar como erudito y orador aumentó a grandes saltos. Él continuó haciendo grandes servicios a la gente, educó a varios estudiantes pobres, proveyó de agua potable a varias aldeas en donde no había tales facilidades.

Su madre se sintió muy feliz de que su hijo estuviera haciendo ese gran servicio a los pobres y necesitados; y oró a Dios para que cada madre fuera bendecida por hijos así de nobles.

Sathya Sai Baba
Fragmentos del discurso del 6 de mayo de 2004

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