¡Encarnaciones del Amor Divino!
En el mundo actual, todos aquellos que son tenidos en alta estima como grandes personajes, se han ganado su buen nombre solo con su carácter y su conducta. Para lograr lo que se desea, uno debe tener una determinación firme. Las personas de mente inestable no pueden lograr nada.
Todas las religiones y las escrituras concuerdan en que acudir en ayuda de los semejantes en momentos de necesidad y salvarlos de situaciones penosas es la mayor virtud en una persona. Cada ser humano tiene iguales derechos en el mundo. Todos pertenecen a una familia. Es esencial practicar la tolerancia y la ecuanimidad para disfrutar de paz mental.
Hay personas buenas y malas, ricas y pobres, educadas y no educadas en cada país. A pesar de haber nacido en la misma familia y de respirar el mismo aire, algunas personas son de mentalidad estrecha, tienen ideas torcidas y actitudes egoístas, mientras que otras son buenas y desinteresadas.
(…)
Ser amigable con todos los seres es el deber de cada uno, ya que el mismo Espíritu Universal (Atma) está presente en todos los seres. Al comprender esta verdad, el deber de todo el que nace como ser humano es hacer el bien a otros basándose en el amor.
No hay necesidad de buscar a Dios en ningún lado, ya que Dios reside en cada ser. Por lo tanto, el cuerpo ha de ser considerado el templo de Dios. Hoy el hombre está engendrando malos pensamientos en la mente, contaminando así el corazón que es donde reside la Divinidad (…).
El 25 de diciembre, cuando nació Jesús, tres reyes llegaron al lugar del nacimiento. Estos reyes expresaron tres enfoques diferentes acerca del recién nacido. Uno de ellos, mirando al niño, dijo: “Este niño parece ser alguien que amará a Dios”. Un segundo rey dijo: “Dios amará a este niño”. El tercer rey declaró: “Verdaderamente, este niño es Dios mismo”.
El primero consideraba al niño desde el punto de vista físico. El segundo lo veía desde el punto de vista mental. El tercero, desde el punto de vista espiritual (Átmico).
Las tres declaraciones muestran cómo puede uno progresar desde el nivel humano hasta el divino. Es preciso destruir las cualidades animales y demoníacas en el hombre. Hoy el hombre adora imágenes e ídolos inanimados, pero no hace ningún esfuerzo por amar a sus semejantes de carne y hueso. Éste fue el primer mensaje de Jesús.
Aunque uno ve a sus vecinos día tras día, no elige amarlos. ¿Cómo puede uno creer que tal persona puede amar a un Dios invisible? Si un hombre no puede amar a un semejante que es visible a sus ojos, ¿cómo puede amar lo que no es visible para él? Esto no es posible.
Sólo un hombre que ama a los seres vivientes que lo rodean puede amar a la Divinidad invisible. El amor debe comenzar con el amor por los seres que poseen forma. Debe extenderse a todos los seres.
Espiritualidad no significa preocuparse por la meditación, la adoración, etcétera. Implica la eliminación total de las cualidades animales y demoníacas en el hombre y la manifestación de su divinidad inherente. Cuando los apegos y odios que envuelven al hombre sean erradicados, la divinidad inherente en él: Ser, Conciencia y Bienaventuranza (Sat-Chit-Ananda) se manifestará.
No es necesario buscar a la Divinidad omnipresente en un lugar específico. Cuando ustedes mismos son divinos, ¿por qué buscar a Dios en otra parte? Es una señal de ignorancia.
Jesús realizó muchos actos milagrosos, alivió los sufrimientos de muchas personas afligidas, predicó verdades sublimes y, finalmente, sacrificó su vida. Durante más de cien años después de su martirio, el mensaje de Cristo no causó ningún impacto.
Cuatro siglos después, el cristianismo fue aceptado por los emperadores romanos. Pero incluso después de muchos siglos, la humanidad aún no ha tomado conciencia de la divinidad inherente del hombre.
El hombre está buscando una razón para cada creencia o acción. ¿Debería uno buscar una razón para santificar el tiempo que ocupa en alguna acción? Cuando ustedes se dedican a una actividad desinteresada para el bien común de la sociedad y cumplen con sus deberes con dedicación, están santificando sus vidas (…).
Ustedes han nacido como seres humanos para llevar a cabo su deber. La vida se les ha concedido sólo para reconocer la Divinidad, y el cuerpo es el instrumento para lograr este propósito. Cuando llegan al final de sus vidas, han llevado a cabo acciones (karma) en el transcurso de sus vidas. Deberían tener la satisfacción de haber alcanzado el objetivo (kartavyam).
Cristo predicó sólo esta verdad y enseñó a la gente que el cuerpo debía ser usado para el servicio a la sociedad. Ésta es la enseñanza del Vedanta. El Vedanta declara que el cuerpo es únicamente un instrumento para realizar acciones en forma desinteresada.
Jesús fue crucificado un viernes y se levantó de la tumba un domingo. Por eso, el domingo es considerado un día de adoración y servicio en las iglesias. Los católicos le dieron importancia a la Virgen María, la madre de Cristo; mientras que los protestantes le dieron importancia al nacimiento de Cristo.
Los católicos celebran la Navidad adorando a María en la noche del 24, y los protestantes recuerdan el nacimiento de Cristo el 25.
Existe la costumbre de colocar un árbol de Navidad ese día y adorarlo. El origen de esta costumbre puede rastrearse hasta Alemania:
Un predicador inglés llamado Jensen visitó una vez ese país. Cuando viajaba en su misión, notó que unos alemanes estaban por ofrecer en sacrificio la vida de un niño para propiciarse la voluntad de Dios que, según ellos creían, vivía en un roble. El sacerdote se preocupó y les preguntó por qué estaban ofreciendo a un niño inocente como sacrificio a un árbol.
Cuando ellos aseguraron que Dios vivía en el árbol, el predicador tomó un hacha y cortó el árbol. Para su sorpresa, él fue sacudido por una vibración inexplicable de pies a cabeza y notó la forma de un niño entre las dos partes del árbol que había cortado.
Este incidente enseña que Dios habita no sólo en los seres humanos, sino también en las plantas y los árboles. A partir de ese momento, la gente comenzó a colocar un árbol de Navidad y a adorarlo.
La adoración a la Divinidad en muchas formas, incluso plantas y piedras, que se originó en India, ha prevalecido por largo tiempo también en otros países.
Hay renunciantes (sanyasis) incluso entre los cristianos. Los hombres reciben el nombre de monjes, y las mujeres son llamadas monjas. No hay diferencia en este aspecto entre las diversas religiones. Todas tienen una única meta.
El cristianismo propagó esta unidad de Dios. Sin embargo, hoy en día el principio Espiritual Universal (Átmico) puro y permanente queda olvidado frente a la preocupación por búsquedas mundanas.
En todas las religiones, se celebran los cumpleaños de las grandes personalidades, pero los ideales por los que ellas vivieron no se recuerdan ni se siguen. Si no se cumple con sus enseñanzas, las celebraciones pierden sentido y se vuelven artificiales.
Eso no es hacer justicia a las buenas personas cuyos cumpleaños se recuerdan. Cristo enseñó a la gente a amar a todos los seres y a servir a todos con compasión. Solo practicando estos ideales puede uno celebrar verdaderamente el nacimiento de Jesús.
La Divinidad interna debería reflejarse en cada acción. La Verdad reside en el corazón. Adorar significa amar a otros con todo el corazón. Deben vivir en amor y llevar una vida de servicio desinteresado basado en el amor. Ésta es la única forma correcta de celebrar el nacimiento de Cristo. (…)
Fragmento del discurso pronunciado por Bhagavan Sathya Sai Baba el 25 de diciembre de 1992.
Esta Organización cree que el alma en cada uno es el alma en todos, y que el Dios que cada uno adora es el que todos adoran.
Sathya Sai Baba, discurso del 23 de diciembre de 1971