Shivaratri es un día muy favorable para todos. Es el decimocuarto después de la luna llena, cuando la luna está menguando y el sol está en el signo de Acuario. Sin embargo, el festival está relacionado con la luna más que con el sol. Ésa es la razón por la que se le llama Shivaratri, la noche de Shiva. Las otras noches son simplemente noches, pero esta noche en particular es la noche de Shiva, la noche de la consagración, de la dedicación, de la iluminación.
La mente está íntimamente asociada con la luna. Chandra, la deidad de la luna, es la deidad que preside en la mente. La luna pierde la décimosexta parte de su brillantez cada día después de la luna llena y continúa menguando hasta que esta noche sólo le queda la última de las dieciséis partes de su poder. La luna menguada puede ser tomada como la mente, con todos sus caprichos y volubilidad reducidos, después de haber sido dominados por medio de la práctica espiritual. En esta noche queda solamente una parte diminuta adicional para ser conquistada, y eso se puede lograr manteniendo vigilia y meditando sobre la gloria de Dios. La vigilia que se prescribe simboliza la vigilancia eterna que uno tiene que observar, y el rito del ayuno simboliza los medios para despojar a los sentidos de los placeres que ansían. La entonación de cantos devocionales durante toda la noche significa la conciencia de la presencia divina durante toda la vida, conciencia que todos deberían cultivar. Los votos y ritos establecidos para Shivaratri, estando ausentes las otras noches del año, son como un recordatorio de su utilidad.
Hay tres tipos de hombres: los multicentrados, los unicentrados y los no centrados. El primer grupo, que permite que sus sentidos, su mente y su inteligencia vayan adonde quieran, es muy grande. Lo mismo sucede con el tercer grupo; está compuesto por personas que van de un objeto a otro, que saltan de una cosa a otra con indiferente ligereza. El festival de Shivaratri es muy propicio para adquirir concentración en un solo objetivo, que es la característica del segundo grupo. El incesante fluir de los cantos devocionales y la repetición del Nombre en esta ocasión ayudan al logro de la fijación en un punto.
Deben darse cuenta de que los cantos, la repetición del Nombre, la adoración y la oración no son para complacer o propiciar a Dios, sino para nuestro propio progreso espiritual. Frecuentemente, las personas adulan al rico y al poderoso especialmente cuando son empleados de ellos o cuando están en deuda por alguna ayuda recibida para inducirlos a que les den dádivas. Pero Dios no derrama gracia sobre las personas porque le cantan alabanzas ni las castiga porque no lo glorifican. La recitación de los atributos divinos sólo nos prepara para tener elevados ideales y aproximarnos más y más a la Divinidad que es nuestra naturaleza. Nos convertimos en lo que contemplamos. Mediante el pensamiento constante, se imprime un ideal sobre nuestro corazón. Cuando todo el tiempo fijamos nuestro pensamiento sobre lo malo que otros hacen, nuestra mente se contamina con el mal.
Por el contrario, cuando fijamos nuestra mente sobre las virtudes y el bienestar de los demás, nuestra mente se libera de lo malo y sólo abriga buenos pensamientos. Ningún mal pensamiento puede penetrar la mente de una persona totalmente entregada al amor y a la compasión. Los pensamientos en que nos recreamos forman nuestra naturaleza; no solamente afectan a los demás sino también a nosotros.
Cuando se usa una lámpara de magnesio para tomar la foto de una persona, su cara se ilumina, pero también se ilumina, en cierto grado, la cara del fotógrafo. Cuando pasa el camión de la basura, ustedes se ven afectados por el mal olor aunque estén a cierta distancia. De igual manera, el pensamiento puede ser momentáneo, puede ser trivial; sin embargo, no se puede evitar su efecto sobre la mente. Los sabios de la antigüedad conocían esta importante verdad, por eso declararon: “El que conoce a Brahman se vuelve Brahman”. La única forma de volverse Brahman es estar siempre inmerso en la contemplación de Brahman. Cuando se tiene un terrón de sal en la boca, ¿cómo puede uno saborear la dulzura de la miel o de las frutas? Con un pedazo de dulce en la lengua, ¿cómo se puede conocer el sabor de la sal y de lo que es salado? Sumerjan su mente en buenos pensamientos y el mundo será bueno para ustedes; empápenla de malos pensamientos y el mundo será malo. Así, recuerden sólo lo bueno, hagan, piensen y planeen sólo lo bueno, hablen sólo lo bueno y hagan solamente el bien; entonces, como consecuencia se aproximarán a Dios, la fuente de todo bien. Éste es el mensaje de Shivaratri. (…)
Tengan altos ideales. Esfuércense por elevarse. Luchen por la meta más elevada, Dios. Cualquiera que sea el obstáculo o la oposición que se interponga en su camino, no se sientan descorazonados. Renuncien al animal en ustedes, afírmense en las virtudes humanas y avancen audazmente hacia los logros de la divinidad. No vacilen, yendo hoy por el camino de la devoción, mañana a buscar placeres y el día siguiente de nuevo a la devoción. Cuando todo está saliendo bien, están completamente a favor de la devoción; cuando algo va mal se llenan de desesperación; cuando se les impone una disciplina, empiezan a vacilar; cuando se empapan de amor, ustedes se elevan. Se debe renunciar a esta actitud doble.
El mismo Principio Divino que los buscadores se esfuerzan por visualizar mediante años de ascetismo, repetición del Nombre y renunciación, está ante ustedes aquí y ahora; dense cuenta de la buena fortuna con la que han sido agraciados. Este día, el día sagrado de Shivaratri, les he concedido perdón por todos los errores en los que han caído hasta ahora, a sabiendas o por ignorancia. Tengan pensamientos auspiciosos, díganles a todos palabras propicias y hagan actos buenos, y como resultado alcancen a la encarnación de auspiciosidad, alcancen al propio Shiva.
Sathya Sai Baba, Fragmentos del Discurso del 7 de marzo de 1978
Esta Organización cree que el alma en cada uno es el alma en todos, y que el Dios que cada uno adora es el que todos adoran.
Sathya Sai Baba, discurso del 23 de diciembre de 1971