En este mundo que es inestable y está en constante transformación, el poder inmanente del Señor es lo único permanente y fijo. A fin de realizar lo permanente y lo verdadero, debe uno por fuerza adherirse a aquella fuente y sostén. No hay escape de este camino. Es el destino de todos y cada uno, sin importar la edad o la erudición, el clima o la casta, el sexo o la situación. Y al caminar por este sendero, cada uno puede observar su propia sombra cuando pasa sobre el lodo o la tierra, sobre huecos o montículos, espinas o arena, charcos o desiertos. A ustedes no les afecta lo que le sucede a su sombra, ¿no es así? La sombra no se ensucia por ello, ni le preocupa en lo más mínimo por donde pasa o cae. Sabemos que la sombra y sus experiencias no son permanentes ni verdaderas; similarmente, deben convencerse de que suyo no es otra cosa que la sombra del alma, y que ustedes, esencialmente, no son ese yo, sino el Absoluto universal mismo. Ese es el remedio para la aflicción, la fatiga y el dolor.
Desde luego, será solamente al final de un largo y sistemático proceso de la práctica espiritual cuando ustedes permanezcan fijos en la verdad; entretanto, es probable que se identifiquen con este cuerpo y olviden que el cuerpo que proyecta una sombra, también es en sí mismo una sombra. El primer paso en la práctica espiritual es la adherencia a la conducta recta en cada acto individual y social.
El mayor obstáculo en el camino de la renunciación es el egoísmo y la posesividad, algo que ha estado residiendo en su personalidad durante eras, afianzándose más y más profundamente con la experiencia de cada vida sucesiva. Esto sólo puede ser eliminado por los detergentes gemelos de la discriminación y del desapego. La devoción es el agua que lava ese cieno de las edades y el jabón de la repetición del nombre y la meditación ayudan a removerlo con mayor velocidad y eficacia. No hay duda de que quienes van despacio y con constancia ganarán esta carrera; caminar es el método más seguro para viajar, aunque pueda condenarse por lento. Los medios más veloces representan un desastre; cuanto más rápido, mayor es el riesgo de tener una catástrofe.
Tampoco deben comer más de lo que les pida el hambre; pues el exceso causará enfermedades. Por lo tanto, prosigan paso a paso en la práctica espiritual, asegurando un paso antes de dar otro. No retrocedan dos pasos cuando den uno al frente. Sin embargo, aun el primer paso será inseguro si no se tiene fe. De modo que, cultiven la fe. No vacilen ni duden una vez que estén convencidos. Traten de entenderse y satisfacerse a ustedes mismos. Después de ello, no se dejen desviar. Cuando el Sol está encima de su cabeza no hay sombra; de manera idéntica, si la fe es firme no deben dejar caer ninguna sombra de duda en su mente.
Cuando el hombre pierde el camino y se extravía en la selva, creyendo que él es un cuerpo o un objeto, entonces el Avatar viene para advertirlo y guiarlo. ¡No permitan que disminuya su fe en el Señor, y entonces podrán andar seguros por el mundo y no les pasará nada! Sean como las mujeres del pueblo que llevan varios tiestos sobre la cabeza, uno encima del otro, manteniendo el equilibrio incluso mientras hablan y caminan por el sinuoso sendero. Ellas no olvidan ni ignoran la carga ni la meta. Están vigilantes, conscientes de las dificultades del camino, de las piedras y de los huecos; es la concentración interna la que paga grandes dividendos.
Todos han de partir algún día; ese instante no debe ser un momento de angustia; uno debe irse con gracia, con una sonrisa y una reverencia. A fin de hacer esto, es necesaria mucha preparación. La partida, el abandono de todo lo que se ha acumulado durante una larga vida, es una tarea difícil; así que prepárense para ello descartando el apego por esto y aquello a partir de ahora. En sus sueños, ustedes ven y adquieren muchas cosas: poder, riqueza, posición, reputación. Pero cuando despiertan, no lloran por su pérdida, aunque durante el sueño todo esto haya sido muy real y les haya dado gran satisfacción y alegría. Eso ha sido un sueño, se dicen; entonces ¿qué les impide tratar con igual desenvoltura las posesiones coleccionadas durante el estado de vigilia de su vida? Cultiven esa actitud y podrán irse con una sonrisa en cualquier momento en que caiga el telón sobre este escenario del país de los sueños. Lectura del Día del Maestro Espiritual 2020 Organización Internacional Sathya Sai México Área Devocional
A fin de adquirir convicción en todo esto, es mejor que se acerquen a un preceptor espiritual o gurú que conozca la verdad por su propia experiencia, y cuyas actividades, palabras y pensamientos diarios reflejen esta realización. El gurú se llama así por las letras GU que significan Gunathita, o aquel que ha trascendido los tres gunas o cualidades, y las letras RU que significan aquel que es “Rupa Varjitha”, el que ha aprehendido el aspecto sin forma de la divinidad. Desde luego, uno puede llegar a ese estado solamente a través de la sublimación de las cualidades bajas en otras más altas y mediante el desapego consciente y firme de la parte que juegan los meros nombres y formas. En las etapas preliminares de la práctica espiritual, el nombre, la forma y las cualidades tienen una parte que asumir en el amoldamiento del espíritu. El gurú destruye la ilusión y derrama luz; su presencia refresca y conforta. Es debido a esto que hoy, un día de Luna llena, es destinado a rendir los honores debidos al Gurú. Además, la Luna es la deidad que preside la mente y cuando está llena, es el momento en el que la mente se ha hecho totalmente benéfica. Por supuesto, deben saber lo que han perdido, para que puedan empezar su búsqueda y lo recuperen. A menudo, el Gurú debe decirles que han olvidado su nombre real o que han perdido la parte más preciosa de sí mismos y que todavía no están conscientes de la pérdida. El gurú es el médico para la enfermedad que trae alternadamente el sufrimiento del nacimiento y la muerte. Él es maestro en el tratamiento necesario para la cura. Si no tienen un Gurú, oren para que el Señor Mismo les indique el camino… y sin duda, Él vendrá en su ayuda.
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Fragmentos del Divino Discurso de Gurú Purnima, del 1 de agosto de 1956.
Esta Organización cree que el alma en cada uno es el alma en todos, y que el Dios que cada uno adora es el que todos adoran.
Sathya Sai Baba, discurso del 23 de diciembre de 1971