Amor y moralidad, las necesidades del ahora

La Virgen de Guadalupe es adorada en México y otros países de Latinoamérica como la Madre Divina. En 1531, Ella se manifestó en el cerro del Tepeyac a San Juan Diego, quien se encontraba preocupado por la salud de su tío, y le dijo: “Oye y ten entendido, hijo mío, el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas esa enfermedad ni alguna otra enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? No te apene, ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá de ella: está seguro de que ya sanó “. Estas palabras de consuelo y protección han resonado en el pueblo mexicano a través del tiempo, sembrando en su corazón el amor y devoción por la Virgen Morena. En el siguiente discurso, Sai Baba nos habla del amor de la Madre María y de las enseñanzas de Jesús.

Dios es uno, pero tiene muchos nombres.
Han surgido diferentes religiones,
pero todas ellas llevan a la misma divinidad.
Las religiones son muchas, pero la meta es una.
Las ropas son muchos, pero el hilo es uno.
Las joyas son muchas, pero el oro es uno.
Las vacas son muchas, pero la leche es una.
Los seres son muchos, pero el aliento es uno.
Las castas son muchas, pero la humanidad es una.
(Poema en Telugú)

Por lo tanto, si cada uno inquiriere en su verdadera naturaleza, podría experimentar la verdad. Jesús fue un alma noble. Él declaró que él era hijo de Dios, pero nunca dijo que Él era Dios. Cuando Jesús nació, tres sabios reales de Oriente fueron guiados por una estrella a un establo en Belén donde el bebé Jesús yacía en un pesebre. Él irradiaba una refulgencia divina. El primero de ellos dijo, “Este niño amará a Dios”. El segundo dijo, “Él será amado por Dios”. El tercero dijo, “Él amará a todos y cada uno. Él no es diferente de Dios.”

El que ama a Dios es el mensajero de Dios; aquel a quien Dios ama es el hijo de Dios; el que comprende el principio de la unidad se vuelve uno con Dios. Éste es el significado interno de las declaraciones dadas en la Biblia. El que piensan que son; el que otros piensan que son y el que realmente son. Deben comprender la importancia de estas declaraciones.

El niño fue criado por su madre María. Su padre trabajaba como carpintero. Era tiempo de festival en Jerusalén y el niño Jesús fue llevado allí junto con sus padres. Perdieron al niño en la multitud y no podían encontrarlo en ninguna parte. La Madre María naturalmente, estaba muy preocupada. Finalmente, fueron al templo a orar. Para su asombro, encontraron al joven Jesús saliendo del templo. Todo el tiempo el niño había estado en el templo, escuchando el santo discurso del rabino. La ansiosa madre agarró a su niño y empezó a hacerle varias preguntas sobre lo que había estado haciendo todo ese tiempo. El niño respondió, “Madre, ¿por qué tuviste miedo? Todo el tiempo estaba en las manos de Dios. He estado escuchando la palabra de Dios expuesta por el rabino en el templo”. Así, el niño demostró amor por Dios desde temprana edad.

Después de algún tiempo, el padre José murió. María le dijo a su hijo: “Ahora que tu padre ha muerto, debes continuar con su profesión, para que podamos ganar nuestra vida”. Pero el muchacho no estaba inclinado a continuar con la profesión de su padre. La madre tampoco estaba interesada en oponerse a las inclinaciones naturales del joven Jesús. Un día, el joven Jesús fue a una solitaria colina. La madre estaba muy preocupada, es decir, deprimida, debido a la ausencia de su hijo. Jesús estaba sentado meditando en Dios todo el tiempo. Después de una temporada, él regresó. En su camino de regreso, se encontró con un grupo de hombres preocupados en la costa del mar de Galilea. Al inquirir Jesús sobre la causa de su preocupación, dijeron que eran pescadores y que por bastante tiempo ya, no habían podido atrapar ningún pez en sus redes. Jesús dijo, “Síganme, ¿acaso hay aguas que no tengan peces?” Fue con ellos en sus botes hasta el centro del mar y les pidió que tiraran sus redes en un lugar particular. Para su total asombro y gran alegría, los pescadores encontraron sus redes llenas de peces. Este evento creó mucha fe en las mentes de los pescadores. Por esto, la fe es indispensable para la humanidad.

Jesús podía inspirar tal fe en esas gentes. A uno de esos pescadores lo nombró Pedro. Él desarrolló intenso amor y fe hacia Jesús. A partir de entonces, los pescadores solían llevar regularmente a Jesús en sus expediciones de pesca y después del regreso, en la tarde, Él solía exponerles asuntos espirituales.

Cuando el padre de Pedro murió, su madre estaba muy afligida, pero Jesús la consoló diciéndole, “La muerte no es sino el vestido de la vida. ¿Por qué derramas lágrimas? La muerte es como cambiar el vestido de uno. Por lo tanto, deja de afligirte. Estos cuerpos físicos vienen y van. Por lo tanto, no desperdicies tu pensamiento en esas cosas efímeras. El morador interno que vive dentro de este cuerpo es la verdadera divinidad.”

De esta manera, Jesús predicaba e instilaba confianza en la gente a su alrededor. Así, la comunidad de pescadores estaba pasando el tiempo feliz en la compañía de Jesús. Para esa época un tal Mateo, que era recaudador de impuestos para los romanos solía visitarlos en trabajo oficial y, durante sus visitas, también solía escuchar a Jesús y tomaba nota de sus enseñanzas. Finalmente, él se hizo discípulo de Jesús.

Después de un tiempo, Jesús empezó a enfrentar obstáculos y oposición a sus prédicas. Cualquiera que asume un cuerpo físico no puede escapar a tales vicisitudes de la vida. Sin dificultades, el hombre no puede existir. La muerte sigue al nacimiento y con la misma certeza, la miseria sigue a la felicidad. “Uno debe permanecer ecuánime en la felicidad y la aflicción, en la ganancia y la pérdida, en la victoria y la derrota”. El placer es un intervalo entre dos dolores. La vida humana es dada con el propósito de investigar la suprema realidad, y no meramente para comer, beber y procrear. Cada ser humano debe hacer un esfuerzo por conocer su naturaleza interna y comprender su verdadera identidad. Jesús estaba predicando esa verdad sagrada y por lo tanto, se hizo muy popular entre sus contemporáneos.

El volverse popular en el mundo automáticamente crea celos y envidia. Los celos, la pomposidad y el egoísmo son rasgos malignos que al final llevan a la ruina. Nadie perdona a la gente con esos rasgos.

No deben increpar ni ridiculizar a otros. La humanidad florecerá en el hombre sólo cuando él desarrolle ecuanimidad. Hoy en día el hombre está sujeto a indecibles sufrimientos debido a que carece de valores humanos. Aquello que tiene la capacidad innata de arder es llamado fuego. De la misma manera, sólo el que tiene valores humanos es un ser humano. El que carece de valores humanos no es un ser humano en absoluto. Pueden ser altamente educados y ocupar una posición exaltada, pero si carecen de valores, serán considerados inhumanos. Por esto, primero que todo, alejen las malas cualidades.

Sri Sathya Sai Baba
Fragmentos del divino discurso del 25 de diciembre de 2002

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